TIPOS DE ALFALFA
Los cultivares de Medicago sativa L. se clasifican de acuerdo a su reposo invernal, una característica genética que le permite mantenerse en estado latente durante el período de bajas temperaturas y heladas invernales, previa acumulación de reservas de carbohidratos en la raíz y corona que facilitarán el posterior rebrote en la primavera. En otras palabras, el grado de reposo invernal o latencia indica el período en el que la alfalfa no produce, ya que los cultivares de diferentes grupos inician y finalizan el reposo con distintos umbrales de temperatura y longitud del día en el período de otoño/invierno. Este es uno de los aspectos más relevantes de las características varietales, ya que determina la distribución estacional de forraje, y en particular el potencial de crecimiento con bajas temperaturas.
El grado de latencia puede ser muy amplio, pero en Uruguay se utilizan mayormente cultivares sin latencia y de latencia intermedia. El mayor contraste entre los grupos se observa en la estacionalidad de la producción de forraje, la arquitectura de la planta y la persistencia.
1. Tipo sin latencia
Los cultivares sin latencia tienen posibilidades de crecer todo el año, aunque las mayores tasas de crecimiento se obtienen en primavera, cuando las condiciones ambientales son más favorables. Están especialmente recomendados para el pastoreo directo, son de corona chica y menor persistencia que los otros grupos. Ej. Monarca SP INTA.
2. Tipo latencia intermedia
Los cultivares con latencia intermedia tienen menores tasas de crecimiento en invierno y la floración es más tardía. Están recomendados tanto para pastoreo directo como para hacer reservas de heno. Las plantas son de corona grande y mayor persistencia que los tipos sin latencia. Ej. Estanzuela Chaná, Crioula.
3. Tipo con latencia
Los cultivares con latencia invernal producen menos forraje en otoño y prácticamente nada en invierno, ya que el rendimiento se concentra en primavera y verano. Responden a los días cortos disminuyendo el crecimiento, con tallos más cortos y hojas más pequeñas, transformándose en una planta rastrera, de forma arrosetada. Son de corona grande, buena persistencia, y floración tardía.
Alfalfa como leguminosa forrajera perenne.
La alfalfa es una leguminosa de crecimiento estival con alto potencial de rendimiento de forraje. La combinación del alto potencial de crecimiento, calidad del forraje y buena persistencia con tolerancia a la sequía determinan un interés creciente por parte de los productores, especialmente lecheros e invernadores intensivos. Los altos requerimientos de fertilidad así como buen drenaje de suelos, y las dificultades del manejo con pastoreo directo han acotado la difusión de esta leguminosa a otros sistemas pastoriles.
Entre diversos factores, podemos citar:
• El alto riesgo de meteorismo es más controlable en sistemas lecheros intensivos, donde son prácticas corrientes el pastoreo rotativo con asignación de franjas diarias y la complementación diaria con otros alimentos.
• El manejo de la alimentación en lechería permite planificar la defoliación ajustada a la fisiología de la especie, logrando mayor productividad y persistencia.
• Las regiones donde se concentra la lechería en Uruguay tiene suelos con buena fertilidad, generalmente más profundos, donde se pueden identificar chacras con drenaje aceptable para la especie. Además, en estos sistemas se utilizan generalmente mayores niveles de fertilización.
Aspectos prácticos a tener en cuenta en la elección del cultivar de alfalfa.
Los cultivares elegidos por el productor deben satisfacer las metas y objetivos del establecimiento en términos del potencial de producción y distribución estacional de forraje, esta última determinada por el grado de reposo invernal o latencia. La velocidad de rebrote, la tolerancia a enfermedades y plagas, así como la persistencia, son aspectos que en su conjunto definen la ubicación de un cultivar en el esquema de rotación agrícola ganadero. Es indudable que, para aproximarse al potencial productivo, el productor deberá complementar las buenas características varietales con un adecuado sistema de manejo del cultivo.
1. Tipos de alfalfa.
El uso de cultivares de diferente latencia puede complementar los objetivos productivos en un sistema intensivo. Los cultivares con latencia (reposo largo) están recomendados cuando el objetivo del cultivo es la henificación. En primavera/verano las plantas son de gran porte, con corona grande y un alto número de tallos por planta, por lo que logran una alta acumulación de forraje en cada corte y además ofrecen una alta proporción del forraje en el período en que las condiciones climáticas son favorables para henificar. Por el contrario, una alfalfa sin latencia muestra cierto grado de crecimiento aún con las bajas temperaturas del otoño y comienza a vegetar más temprano en la primavera. También la estructura de la planta resulta diferente, con plantas muy erectas, con corona chica y bajo número de tallos por planta. Están recomendadas para pastoreo directo. Entre estos dos grupos de reposo invernal se encuentran los cultivares con reposo invernal intermedio o corto. Estos cultivares tienen plantas de corona grande, crecimiento erecto y altura intermedia. Se recomiendan en rotaciones largas ya que generalmente tienen buena persistencia. Con estos cultivares se logran altos rendimientos por corte en primavera y verano, así como un aceptable crecimiento en otoño, permitiendo destinar el forraje tanto a pastoreo directo como a la henificación.
2. Suelo, fertilidad y fertilización.
La Alfalfa es una leguminosa altamente productiva y muy exigente en suelo. Se adapta bien a suelos de texturas medias, con buen drenaje ya que no tolera el anegamiento. Es sensible a la acidez, y el pH (agua) óptimo se sitúa en 6 a 6.5, con niveles críticos inferiores a 5.5 que limitan ampliamente su cultivo. Las dosis de fertilizante son mayores a las requeridas para otras leguminosas, y deben ajustarse en función del análisis de suelo. Los valores óptimos de fósforo en el suelo determinados por el método de resinas se encontrarían en el entorno de 18-20 mg P kg-1 de suelo para mostrar su potencial. Se sugiere el análisis de suelo y la utilización de la herramienta OptiFert-P para recomendaciones de fertilización según tipo de suelo y cultivo. Es una leguminosa de raíz pivotante muy profunda que tiene gran potencial de crecimiento estival, y excelente tolerancia al estrés hídrico.
3. Fecha de siembra y período de utilización.
La alfalfa tiene excelente implantación en siembras convencionales y directa en otoño temprano (marzo abril). Admite siembras de primavera temprana, pero las plantas pueden llegar al verano con el sistema radicular poco desarrollado para enfrentar el estrés hídrico. Las siembras invernales tienen mayor probabilidad de excesos hídricos y anegamientos que la alfalfa no tolera en la fase de implantación. Es una especie muy tolerante al sombreado en siembras asociadas con cereales de invierno, pero logra muy buenas producciones en siembras puras por su vigor inicial y rápida oferta de forraje. Las densidades de siembra varían desde 10 kg ha-1 en mezclas complejas hasta 20 kg ha-1 en siembras puras. En general, existe una relación directa entre grado de latencia y persistencia, resultando más longevos los cultivares de mayor reposo invernal, bajo corte o pastoreo. Los cultivares sin latencia invernal y con latencia intermedia se recomiendan para sistemas de pastoreo rotativo, destacándose por su velocidad de rebrote y una mayor producción de otoño/invierno; estas características permiten un mayor número de pastoreos o cortes en el año, si bien el forraje disponible en cada pastoreo o corte es menor. Se recomienda la inoculación con la cepa específica de rhizobium para alfalfa, especialmente en aquellas chacras sin historia previa de siembras de alfalfa.
4. Tolerancia a enfermedades y plagas.
Los cultivares con mayor reposo invernal poseen mejor comportamiento a enfermedades foliares. Los cultivares sin latencia también se denominan de rotación corta, con una persistencia promedio de tres años; son generalmente susceptibles a diversas enfermedades foliares. El comportamiento a enfermedades foliares es variable, siendo los cultivares de latencia intermedia seleccionados en Uruguay y Argentina superiores a los de origen americano, que provienen de climas más secos.
5. Manejo y rendimiento.
La diversificación de la oferta de forraje, tanto en volumen como en calidad, se puede lograr combinando el uso de cultivares de distinto ciclo de crecimiento. No obstante, el uso de cultivares con ciclos de crecimiento contrastantes hace más complejo y especializado el manejo del pastoreo, que deberá contemplar las diferencias varietales que devienen del grado de reposo invernal. Una diferencia importante entre cultivares de distinto grado de reposo es la distribución de forraje a lo largo del año, aún cuando la producción total sea similar. Cultivares sin reposo producen forraje en invierno y otoño (16 a 20%), y están recomendados para pastoreo directo en praderas de ciclo corto a medio, mientras que los cultivares con reposo largo concentran la mayor producción de forraje en la primavera y resultan ser apropiados para esquemas de corte o conservación de forraje en rotaciones largas debido a su persistencia. Los cultivares con dormancia intermedia tienen una mayor ductilidad, siendo apropiados tanto para pastoreo directo como reserva.